¡Paz y bien en el Señor!
Las Hermanas Pobres de Santa Clara os damos la bienvenida. El Señor vuelva su rostro a vosotros y os dé la paz.
Qué negocio tan grande y loable: dejar las cosas temporales por las eternas.
Desde la clausura, acompañamos con nuestra oración a la Iglesia y al mundo, ofreciendo un espacio de paz a quienes buscan a Dios.
Santa Clara de Asís
Fundó nuestra orden con San Francisco, la Orden de las Damas Pobres —las Clarisas—, desde el monasterio de San Damián, donde su vida escondida fue luz para toda la Iglesia.
Sed siempre amantes de Dios y de vuestras almas y de todas vuestras hermanas
Su entrega fue radical y su amor por la Eucaristía sigue siendo ejemplo de seguimiento de Cristo. Su carisma sigue vivo hoy en comunidades de Clarisas que oramos bajo su intercesión en todo el mundo.
Cruz de San Damián
Ante esta cruz, San Francisco escuchó la llamada del Señor:
Reconstruye mi Iglesia
Santa Clara rezó muchas veces ante esta imagen, que todavía se conserva en el primer Convento de Clarisas, en Asís.
La Cruz representa el acto mayor de amor de Cristo, signo de su victoria sobre la muerte y de su resurrección.
¡Oh! alto y glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta,
esperanza cierta,
y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla
tu santo y veraz mandamiento.
Amén.