Inauguración de la nueva iglesia
jueves 1 de noviembre de 2007 a las 01:00
El Sr. Obispo D. Rafael Palmero Ramos dedica la nueva iglesia del Monasterio
«¡El Señor ha estado grando con nosotras y estamos alegres!»
Es para nuestra comunidad de Clarisas ilicitanas motivo de gritos de júbilo y de cantos de alabanza al Señor, porque es Él quien con su gracia y amor nos ha precedido en la construcción de esta nueva casa de oración. Como dice el Salmista: «Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles».
El 29 de septiembre de 2007 fue una fecha memorable para nuestra Comunidad, ya que dábamos inicio a una nueva etapa en la vida del Monasterio. Durante más de siglo y medio permanecimos en el Convento de Nuestra Señora de la Merced. Con una solemne Eucaristía presidida por el Vicario General Rvdo. D. Francisco Conesa Ferrer y concelebrada por siete sacerdotes, una multitud de fieles abarrotó nuestro pequeño templo para acompañarnos en la emotiva despedida del antiguo Monasterio de la Merced.
Por la tarde, con una sencilla procesión, nos dirigimos a la Basílica para despedirnos de la Patrona, la Virgen de la Asunción, acompañadas por muchos ilicitanos. Allí, dos sacerdotes, los Rvdos. D. Joaquín López y D. Francisco Román, bendijeron la ofrenda floral y nos dirigieron palabras de exhortación antes de darnos la bendición final. Después de cantar la Salve con fervor, nos encaminamos a nuestra nueva morada para comenzar de nuevo con ánimo firme en el nombre del Señor.
La historia se repite una vez más. En diciembre de 1853, después de 337 años de presencia en el Monasterio de la Encarnación situado en la actual glorieta, tuvimos que trasladarnos al de la Merced por una permuta con el ayuntamiento, tras quedar semiderruido el convento por una inundación. Ahora, después de 154 años en aquel monasterio, nuevamente por una permuta con el ayuntamiento, nos trasladamos al nuevo Monasterio de Santa Clara.
El actual Monasterio comenzó a edificarse el 23 de octubre de 2005. La Primera Piedra fue bendecida por quien entonces era Obispo de la Diócesis, D. Victorio Oliver Domingo, a quien recordamos con cariño y gratitud. Agradecemos también el asesoramiento recibido de la Diócesis, de nuestra Orden y en concreto de la Federación, sin el cual todo esto no hubiera sido posible.
Ya instaladas en nuestro nuevo Monasterio y tras un mes de intenso trabajo y preparativos, llegó el día 1 de noviembre de 2007 en que se dedicó la iglesia a la Virgen María bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, e inauguramos el Monasterio bajo la protección de Santa Clara.
«Que este Monasterio sea los pulmones del pueblo de Elche y un referente para la vida de todos»
En este acto memorable estuvieron presentes el Ilmo. Sr. Alcalde D. Alejandro Soler y toda la Corporación, así como diversas personalidades civiles y representantes políticos. Al inicio del acto, tanto el Sr. Alcalde como el arquitecto D. Antonio Serrano Brú entregaron el edificio al Rvdmo. Sr. Obispo D. Rafael Palmero Ramos, quien a su vez lo confió a la Rvda. Madre Clara Juárez, abadesa de la comunidad. Ella agradeció vivamente a todos por su presencia y, en especial, a quienes hicieron posible este Monasterio, con un recuerdo especial al Obispo de Ávila, promotor del proyecto, a la Madre Presidenta Federal Josefina Bastida y a Sor Luisa María Martínez, Vicepresidenta Federal.
Acto seguido se descorrió el velo de la placa conmemorativa colocada a la entrada del Monasterio.
Inmediatamente tuvo lugar una solemne procesión encabezada por el Sr. Obispo D. Rafael Palmero, el R. P. Asistente Federal Juan Fernando Cuenca y el Rvdo. D. Francisco Conesa Ferrer, seguida por 20 sacerdotes, dos diáconos, seis seminaristas, la Comunidad de Hermanas Clarisas y otras hermanas venidas de distintos monasterios. Más de un millar de fieles abarrotaban el atrio cuando entramos en el templo entonando el canto tan conocido: «Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la Casa del Señor».
La ceremonia se desarrolló con gran cuidado litúrgico gracias al Rvdo. D. Damián Irles: los signos, los gestos, la liturgia de la Palabra, la unción del altar con el crisma, el encendido de luces, la incensación y el revestimiento con manteles preciosos nos introdujeron en una liturgia profundamente simbólica, preludio de la Jerusalén celeste.
«Ofrece esta Misa como si fuera tu primera, como si fuera tu única, como si fuera tu última»
En su homilía, el Sr. Obispo recordó que las dos grandes alegrías de un Obispo son ordenar a un sacerdote y consagrar un altar, porque en él el Señor Jesús se hace presente para darse en alimento. Invitó a todos a vivir la celebración con intensidad y a seguir las huellas de Santa Clara, mujer eucarística que se entregó totalmente al Señor.
Finalmente, a lo largo de toda la celebración dimos gracias infinitas al Buen Dios, dador de todo bien, porque verdaderamente ha estado grande con nosotras.
Al terminar, el ayuntamiento preparó un ágape al que se unieron todos los asistentes, comentando con alegría lo emotivo de la celebración y felicitando a nuestra Comunidad, porque su misericordia es eterna y se mantiene de generación en generación.
Hermanas Clarisas
Monasterio de Santa Clara de Elche