Encabezado

Hermanas Clarisas de Elche

Monasterio de Santa Clara

Siguiendo a Cristo en Elche desde 1516

La Vocación de la Alegría

El inicio de nuestra vocación tiene su raíz en la alegría por el encuentro con Jesucristo resucitado, y se inicia con la consciencia de la llamada personal de Dios y la respuesta personal a vivir de la mano de Santa Clara el seguimiento de Aquél que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Feliz, ciertamente, aquella a la que se concede gozar de estas sagradas nupcias...

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Las Clarisas buscamos configurarnos con Cristo, viviendo como Él vivió: sin posesiones, en obediencia amorosa a la Providencia, fraternidad y adoración continua.

Seguimiento de Cristo Pobre y Crucificado

Seguimiento de Cristo Pobre y Crucificado

El centro de la vida clarisa es Jesucristo, especialmente en su pobreza, humildad y entrega total al Padre. Las Clarisas buscamos identificarnos con Jesús. La Regla de Santa Clara de Asís expresa y protege esta vocación, pero no la sustituye: la finalidad es buscar a una unión más íntima con Cristo vivo y resucitado.

Vida Contemplativa

Vida Contemplativa

Las Clarisas estamos llamadas a una vida contemplativa, que significa poner el centro de nuestra vida en Jesús a través de la Comunión, la adoración y la oración. Nuestra vocación consiste en ofrecer nuestra vida como alabanza y súplica continua por la Iglesia y por el mundo. Nuestra oración silenciosa sostiene espiritualmente a muchos, aunque pueda parecer que permanecemos ocultas.

Pobreza Radical

Pobreza Radical

Inspiradas por el Evangelio y por el testimonio de San Francisco y Santa Clara de Asís, vivimos una pobreza real y concreta. No poseemos bienes ni rentas fijas, y nuestro sustento depende de la caridad del prójimo y del trabajo de nuestras manos. Esta pobreza es una forma de libertad espiritual, que nos despoja de todo para depender sólo de Dios. Es también una forma de solidaridad con los pobres del mundo.

Clausura Papal

Clausura Papal

Vivimos en clausura papal, lo cual implica una separación física del mundo exterior para dedicarse exclusivamente a Dios. Esta clausura no es aislamiento, sino una consagración más intensa, que nos convierte en signo profético del Reino de los Cielos. A través del retiro, buscamos hacer presente lo invisible y eterno en medio del mundo.

Vida Fraterna en Comunidad

Vida Fraterna en Comunidad

Vivimos juntas como hermanas, compartiendo la vida diaria en un ambiente de caridad, humildad, servicio y perdón. La comunidad es un verdadero espacio teológico: aquí aprendemos a amar como Cristo, a sobrellevarnos mutuamente y a caminar juntas hacia la santidad. La fraternidad es parte esencial de nuestro testimonio como hijas de Santa Clara.

Liturgia y Oración

Liturgia y Oración

La oración litúrgica estructura nuestro día. Las Clarisas rezamos la Liturgia de las Horas (Laudes, Oficio de Lectura, Hora intermedia, Vísperas y Completas) en comunidad, participando diariamente en la Eucaristía y dedicando largos espacios a la oración personal y a la adoración del Santísimo Sacramento. Buscamos que nuestra vida entera se convierta en una ofrenda orante a Dios por la Iglesia Universal.

Trabajo Manual

Trabajo Manual

También el trabajo es parte de nuestra vida de oración y pobreza. Realizando tareas manuales como bordado, elaboración de dulces, hostias, o iconos, según el monasterio. Este trabajo no busca riqueza, sino contribuir a nuestro sustento y ofrecer a Dios un acto de amor y sencillez. Lo realizamos en silencio, con recogimiento, como prolongación de su vida espiritual.

Vida de Silencio y Retiro

Vida de Silencio y Retiro

El silencio favorece el recogimiento interior y la escucha de Dios. Las Clarisas cultivamos un ambiente de silencio exterior para alimentar la oración y la contemplación. También hacemos retiros espirituales periódicos y dedicamos tiempos a la soledad para, cada una de nosotras, profundizar en nuestra relación personal con el Señor. Este silencio es fértil: abre espacio a la gracia.

Obediencia y Humildad

Obediencia y Humildad

Las hermanas profesamos el voto de obediencia, comprometiéndonos a buscar y cumplir la voluntad de Dios a través del discernimiento comunitario y la guía de la Madre Abadesa. Esta obediencia está profundamente unida a la humildad, virtud central en su camino espiritual. Renunciamos a imponer nuestra voluntad para crecer en libertad interior y en caridad fraterna.

Testimonio de Amor y Esperanza

Testimonio de Amor y Esperanza

Aunque escondidas del mundo, nuestra vida tiene una dimensión profundamente misionera. Somos testigos del amor incondicional de Dios, del valor de lo eterno, y del poder transformador de la oración. Queremos ser, desde nuestra vida silenciosa y entregada, una semilla de esperanza para la humanidad, testimonio de que Cristo vive y sigue llamando corazones a amarlo sin reservas.

¡Conócenos!

Si al leer estas palabras se ha revuelto tu corazón, en busca de Aquél que puede llenarlo, del único Amor, ¡ven a conocernos! El discernimiento vocacional es un camino en el que tendrás todo nuestro apoyo y la guía de sacerdotes, amigos y el Espíritu Santo.